El norte de la India ofrece un paisaje de grandes extensiones desérticas y impresionantes fortalezas, Bikaner es la clásica ciudad del desierto indio.
Bikaner es una ciudad que se puede ver perfectamente en un par de días. La mayor atracción de la ciudad es su imponente fuerte.
El fuerte ofrece una visión perfecta de toda la ciudad y también es una clara muestra de lo que era una fortaleza militar india y también un palacio lleno de arte y artículos refinados dignos de la realeza.
Ver la fortaleza bien te puede llevar perfectamente una mañana entera. Después de visitarla decidimos ir a otra de las atracciones de la ciudad el Jain Temple. Para ir a él tuvimos que tomar un tuc tuc. Fue una auténtica aventura, el tuc tuc se adentró por calles imposibles esquivando coches, vacas y personas con una actitud temeraria. Además enseguida se subió a nuestro tuc tuc un invitado que hablaba español y decía llamarse rafi. Este nos hizo de guía sin pedirnos dinero sorprendentemente. Lo que queria en realidad es que visitáramos su tienda pero nos negamos y él no insistió más de la cuenta. Nos llevó al templo, que estaba cerrado y un amigable anciano nos abrió el templo para nosotros y nos explicó las peculiaridades de la religión jainista. Una vez salimos recorrimos el casco antiguo de la ciudad de Bikaner.
También visitamos los cenotafios reales a las afueras de la ciudad, no habia ningún turista así que pudimos visitar el “cementerio” con la tranquilidad y el silencio que el escenario ofrecía.
Por otra parte, una de las visitas estrella de los viajeros que visitan la ciudad de Bikaner es visitar el templo de Karni Mata es un templo muy especial. Está en una pequeña población cercana a Bikaner a unos 15 minutos en coche. Es un templo donde viven miles de ratas dentro y los monjes les rinden tributo como sus dioses. Es un templo único en toda la India.
Nosotros fuimos de buena mañana y tuvimos la suerte que a esa hora no había ningún turista, lo cual hizo que la excursión fuera muchísimo más auténtica de lo que habíamos pensado. Cuando llegas debes quitarte los zapatos (puedes llevar calcetines) y entras en un patio interior una vez traspasado los muros principales. En el patio ya puedes observar cientos de ratas correteando o tomando leche en un gran bebedero.
El plato fuerte viene cuando decides entrar al corazón del templo, es decir un pequeño templo con forma de U donde esta el altar mayor. Las gentes se amontonan y besan el suelo delante del altar, un suelo lleno de cacas de rata, arroz y cucarachas. El olor es insoportable y debes abrirte paso en calcetines en ese lugar impracticable. Es un sitio que tiene un encanto difícil de explicar, por un lado es asqueroso a ojos de cualquier occidental pero por otro lado es algo tan auténtico que merece la pena visitar. Después de pasar un rato dentro y recibir la bendición del Dios Rata ( y no era Mickey Mouse precisamente) salimos del lugar muy contentos y tomamos un te en un bar local.
Si miras opiniones en internet encontrarás opiniones muy diversas. La mayor queja que puedes encontrar es que es una atracción turística que ha perdido su encanto precisamente por eso. Según a que hora visites el templo harás cola con un motón de guiris europeos y no podrás ni caminar mientras vendedores locales te atosigan bajo un sol abrasador. El secreto para disfrutar de esta visita es ir de muy buena mañana tan pronto salga el sol a eso de las 6-7 de la mañana. Por cierto en la ciudad de Bikaner estuvimos alojamos en el hotel Sagar y es realmente muy recomendable, con un estilo Haveli que le dota de un encanto especial.
Salimos después de realizar esta visita hacia nuestro próximo destino, la famosa joya del desierto la ciudad de Jailsamer.
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