Uno de los principales atractivos de nuestra visita a Munich era poder escaparnos un día para poder ver con nuestros propios ojos uno de los castillos más bonitos que jamás se hayan creado. Estamos hablando de Neuschwanstein, el famoso castillo de Luis II de Baviera o Rey loco, con el que Walt Disney se inspiró para su famoso castillo.
¿Cómo llegar desde Munich?
El castillo de Neuschwanstein está situado cerca del municipio de Schwangau y de la ciudad de Füssen en Algovia. Hay diversas maneras para llegar al castillo, nosotros llegamos en tren y debo decir, pese a lo que habíamos leído que quizás no sea la mejor opción. También puedes contratar una excursión desde Munich que te lleve en autobús y que te permita relajarte sin preocuparte de horarios ni tickets de tren. Nosotros aquí te explicamos cómo lo hicimos, luego tú decides lo mejor para ti.
Para llegar en tren desde Munich debes dirigirte a la estación central de Munich Hauptbahnhof, una vez allí compramos el Bayern-ticket por un día. Como éramos tres personas, nos salió todo por unos 46€ aproximadamente. La ventaja del Bayern-ticket es que podéis viajar hasta cinco personas compartiendo un mismo billete. La base del billete vale unos 25€ aproximadamente (precios del 2019) y luego cada persona que se añada encarecerá el ticket unos 6€, ello permite ahorrar un poco en el carísimo sistema de transporte bávaro. Pero ten en cuenta un par de cosas importantes. La primera es que con el Bayern-Ticket no podrás coger ciertos trenes, como los denominados ICV y alguno más, por ello es importante que preguntes en información antes de montarse en cualquier tren. Además, el bayern-ticket tampoco puede usarse antes de las 9:00h y funcionará hasta las 6:00h del día siguiente. A menos que sea fin de semana, cuando es fin de semana no tienes esta limitación de esperar a las 9:00h de la mañana para poder usar el ticket.
El bayern-ticket es muy habitual y puedes comprarlo en cualquier máquina prácticamente de la ciudad que dispense billetes de metro, bus… Este ticket está especialmente pensado para moverte fuera de Munich, por toda Baviera en excursiones de un día y además te permite llegar a Salzburgo (Austria), gracias a un acuerdo que tienen con el país vecino. Además, te permite moverte por toda Munich en u-bahn, tranvía, metro, bus…
Una vez llegues a la estación central de Munich, compres el Bayern-Ticket, deberás esperar al primer tren que salga para Füssen, población cercana al castillo. El trayecto dura unas dos horas y media. Una vez llegues a Füssen, deberás tomar un autobus 78 o 73, que te llevarán directamente a la población del castillo y comprar los tickets en el centro de tickets de Hohenschwangau.
En coche o autobús
Por la autopista A7 (Ulm – Kempten – Füssen) hasta el final. Desde Füssen por la carretera nacional B17 en dirección a Schwangau; al final de la población girar a la derecha, en dirección a Hohenschwangau o también tomando la autopista A7 – salida Kempten – a la carretera nacional B12 hasta Marktoberdorf. Por la B16 hasta Roßhaupten – OAL I hasta Buching – siguiendo por la B17 hasta Schwangau y Hohenschwangau.
En Hohenschwangau todos los aparcamientos existentes son de pago.
¿Cómo comprar la entrada?
Para toda la información referente a la entrada puedes consultar el siguiente enlace oficial donde podrás reservar la entrada también. Entradas.
Hay tres tipos de entradas (precios 2019):
-Para el castillo del rey loco, Neuschwanstein, el más famoso y visitado son 13€.
-Para el castillo de los reyes de Baviera Hohenschwangau Castle, ese que tiene la fachada de color amarillo son 11€
-Para el Museo de los reyes de Baviera la entrada son 11€
También podrás adquirir una entrada para todas las atracciones por 30€, si eres mayor de 65 años puedes pedir la tarifa reducida, un euro menos, vamos tampoco es una ganga que se diga. Nosotros solo compramos la entrada para ver el castillo de Neuschwanstein, así que no puedo opinar por las otras dos visitas, Castillo de los reyes de Baviera y museo. Aunque he leído criticas positivas del Castillo de los reyes de Baviera, no tanto del museo.
Importante: Solo podrás adquirir los tickets en el centro de tickets de Hoheschwangau, incluso si tienes reserva como nosotros, deberás retirar los tickets aquí. Una vez retires los tickets, solo te quedará subir al castillo, puedes hacerlo a pie (20 minutos), en bus o si te gusta maltratar animales (apréciese la ironía), puedes hacer como hacen muchos y tomar el carro de caballos. Un anacronismo en toda regla, que aún se permite.
Si viajas en Semana Santa o agosto-septiembre es recomendable que hagas una reserva previa de los tickets como nosotros hicimos, pero cuidado porque entraña riesgo. Deberás retirar las entradas una hora y media antes de la hora concertada para la entrada al castillo. Si no lo haces, perderás el derecho de entrada y se te cobrará el doble en la tarjeta de crédito que dejaste en el formulario online para hacer la reserva, así que mucho cuidado con el horario que elijas. Ten en cuenta que llegar al castillo te llevará dos horas y media y luego puedes encontrar colas en la oficina de entradas. Si tienes reserva la cola es mucho más rápida, si no tienes reserva la cola puede hacerse eterna, además de que tendrás que entrar en los últimos turnos al castillo.
Si quieres reservar la visita, deberás hacerlo en su página web, solo está en alemán o inglés, así que si no te defiendes en ninguno de esos dos idiomas, mejor no reserves y compres la entrada allí mismo, pero puede que te quedes sin entrar, avisado estás. Enlace para reservar los tickets.
¡Brico-consejo!
Mi recomendación es que contrates una excursión por unos 50-60€ y te lleven en autocar allí y te compren ellos la entrada, te ahorrarás mucho dolor de cabeza. No tendrás que pensar en horarios de trenes ni tickets, ni tendrás que pensar en reservar o no la entrada o si vas a llegar a tiempo o no. Piensa que nosotros al ver que no llegábamos a tiempo tuvimos que enviar un email al centro de información para poder cambiar la hora de entrada al castillo. Fueron amables y la cambiaron, pero si no llegan a hacerlo (y tienen fama de ser estrictos), no solo hubiésemos perdido la oportunidad de entrar, sino que también nos hubieran cobrado el doble por unas entradas que no hubiéramos podido disfrutar.
La visita del Castillo de Neuschwanstein
Para el que no lo sepa, Luis II (1845-1886) fue rey de Baviera durante 1864 hasta su muerte en 1886. Su figura siempre ha levantado suspicacias y polémica, ya que fue un rey que vivió por encima de sus posibilidades, gastando todo el dinero del reino en castillos imposibles decorados con gravados de mitología nórdica y germana. Además fue un gran valedor de Wagner, compositor que llegó a tocar para él. En los años siguientes a su coronación, Múnich se convirtió en capital musical europea con los estrenos de «Tristán e Isolda» (1865), «Los maestros cantores de Núremberg» (1868), «El oro del Rin» (1869) y «La Walkiria» (1870). Con ello Luis II continuaba brillantemente la tradición de mecenazgo de la casa de Wittelsbach. Sin embargo, Wagner tuvo que abandonar Múnich ya a finales de 1865 por haberse inmiscuido en asuntos políticos.
Cabe decir que durante su reinado Alemania se unificó 1870 y Luis II tuvo que aceptar el protagonismo de Prusia después de que Baviera y Austria perdiesen la Guerra Alemana de 1886. Por lo tanto, con una Alemania unificado bajo el gobierno del Kaiser Guillermo I, su propio puesto como rey de Baviera empezó a sonar anacronismo de cuento de hadas, como las propias fantasías de nuestro amigo Luis II.
Luis II no creía en las personas, le gustaba estar solo y por ello incluso pasaba largos periodos de tiempo aislado e incluso comía siempre solo, rodeado de las estatuas de los antiguos reyes de Baviera. Con el afán de aislarse nacieron sus maravillosos castillos, construidos para él mismo con todo lujo y elegancia. El más famoso de ellos es el de Neuschwanstein.
»Ya desde el año 1868 habían surgido bocetos ideales creados por escenógrafos de un «Nuevo Castillo de Hohenschwangau», más arriba del apacible castillo de Hohenschwangau de su padre, y de un «Palacio bizantino» y de una copia de Versalles. Desde el comienzo su universo paralelo trascendía las épocas. El «Nuevo Castillo» (posteriormente llamado Neuschwanstein), transportaba al imperio cristiano medieval; el nuevo Versailles, construido desde 1878 en el lago de Herrenchiemsee, rememoraba el absolutismo barroco de los Borbones como reyes de Francia. Linderhof, en el valle de Graswang, se convertiría desde 1869 en un lugar de encuentro para las ilusiones de las más diversas procedencias, sustentadas por la técnica más moderna.» Fuente extraída directamente de la página oficial del castillo de Neuschwanstein.
El castillo aunque no lo parezca está inacabado y Luis II no pudo disfrutarlo demasiado ya que su muere se produjo de manera trágica a los 40 años poco después de que fuese arrestado en su propia habitación del castillo y depuesto del trono de Baviera en 1886. Como en muchas veces se ha utilizado en la historia, se decretó que el rey no estaba capacitado mentalmente para gobernar y de esta manera fue apartado del poder, aunque las copias de la correspondencia que hoy en día se conservan sugieren que estaba más cuerdo de lo que parecía y que realmente estaba preparado para gobernar. Loco o no, el rey fue llevado a otro palacio lejos de Neuschwanstein, bajo la supervisión de su psiquiatra y otros trabajadores de la corte.
Según la versión oficial, en el palacio de Breg, tres días después de apartarle del trono, un 13 de junio decidió dar un paseo con su psiquiatra. Pidió a los guardias que no le siguieran. Fue la última vez que lo vieron con vida, ya que encontraron su cadáver junto con el de su médico personal ahogados en el lago Starnberg. Muchos hablan de suicidio, de esta manera el rey decidió poner fin a su melancólica existencia después de ser depuesto, pero antes ahogó al mismo psiquiatra que había redactado su acta de incapacidad mental para gobernar.
Por contra, la teoría de que se ahogara es poco probable puesto que el rey era un excelente nadador y media más de 1,90m. Otros en cambio, han sugerido que el denominado »Rey loco» fue asesinado, dado que suponía un auténtico problema para la política real que se estaba llevando en toda Alemania con la nueva unificación.
Asesinado o no, aquí acabó la historia de Luis II, se levantó una capilla en el lugar de su muerte y cada 13 de junio se celebra una misa en su honor. El cuerpo está enterrado junto al de los otros reyes de Baviera en la iglesia de San Miguel en pleno centro de Munich. A su muerte, su sucesor fue su hermano pequeño Oton I, el cual tampoco estaba demasiado en sus cabales ya que se creía que era un perro y también tubo que ser depuesto en 1913.
Paradojas de la vida, hoy en día Luis II es un rey muy querido por los muniqueses ya que gracias a su legado, disponen de unos palacios tan bonitos que son visitados por miles de turistas anualmente, atrayendo por ende a estos a la ciudad de Munich. Además el hecho de querer construir su Neuschwanstein únicamente con material y personal bávaro, ayudó a desarrollar la industria en el principado. Aún hoy en día, Baviera sigue siendo un motor económico en Alemania.
Esta estima de su pueblo, se puede ver si visitáis su tumba, la cual siempre está llena de peluches y flores frescas a diferencia del resto de tumbas de sus familiares, los cuales parecen haber pasado más al olvido.
La visita del castillo es corta pero intensa y la audio-guía está incluida. A mí me gustó especialmente, quizás porque después de haber leído críticas negativas por lo rápido que pasa y lo poco que te muestran, me esperaba que el castillo fuera menos interesante de ver por dentro que por fuera, pero nada de eso. El castillo es muy recomendable visitar por dentro, dado el mobiliario que encontrarás, especialmente las piezas de madera, los utensilios que se conservan y las pinturas y decoraciones interiores.
Recuerda que es un castillo del siglo XIX y por tanto se conserva mucho mejor que los clásicos castillos de la Edad Media. Además, el Luis II de Baviera podría estar loco, pero de tonto no tenía un pelo y se hizo rodear de los mejores artistas para confeccionar su cuartel general. Su habitación es preciosa y se conserva tal y como el la dejó después de ser arrestado allí mismo el 10 de junio de 1886. Dicen que pasaba largas horas leyendo sus cuentos mitológicos favoritos en un sillón que tiene junto a su cama. Las vistas desde el castillo son impagables, no me extraña que no quisiera salir del castillo, con el cielo despejado se pueden ver las montañas nevadas de los Alpes y a sus pies, un enorme lago que hacen del castillo un lugar aún más idílico si cabe.
¡Por lo tanto recomendamos encarecidamente visitar el castillo por dentro y ver la sala del trono y otras dependencias que se conservan exactamente igual a la época del monarca!
Recorrer las calles de Füssen
Ya que estás, no dejes pasar la oportunidad de descubrir esta pequeña población, ya que muchos no la visitan y es una pena, puesto que tiene el encanto especial propio de los pueblos de Baviera. A esta población llegarás para visitar el castillo si has elegido venir en tren y también deberás tomar desde aquí el tren de vuelta. Si dispones de algo de tiempo y ganas, después de visitar el castillo, te recomendamos que dediques aunque sea una hora para dar una vuelta por este pueblo, el cual tiene una calle principal llena de comercios y cafeterías preciosa.
Nosotros tomamos un café y unos bombones en una cafetería al final de la calle comercial con vistas a toda ella y la verdad es que merece la pena. Además el precio no era caro para ser Baviera.
La anécdota: odisea para volver a Munich
Al igual que vosotros, nosotros consultamos muchos blogs de viajes para preparar los nuestros y casi siempre coincidimos con la opinión general que se da en ellos, pero en este caso debemos discrepar. El sistema de trenes y transporte público de Munich-Baviera nos pareció caro, malo y poco puntual.
Para movernos por Munich no tuvimos mucho problema, salvo que tienes que pagar un pastizal cada día y la verdad es que el transporte será uno de los principales gastos que tendrás que afrontar cuando visites esta región alemana. Además dependiendo del tren que tomes dentro de la misma Munich, te harán cambiarte de vagón en mitad del recorrido de una línea, cosa que nos pareció del todo extraña.
Cuando quieras salir fuera de Munich para visitar Salzburgo o Neuschwanstein tendrás que comprar el famoso ticket-Bayern, con los pros y contras que he señalado anteriormente. Debes estudiarte bien las rutas porque fuera de la estación central, es difícil que veas oficinas de información o que estas estén abiertas cuando las necesites. Además si dependes de la amabilidad bávara puede que te acabes tirando de los pelos de la desesperación. Aunque siempre hay una alma cándida que te muestra el camino cuando todo parece perdido.
Odisea para volver de Neuschwanstein
La puntualidad de los trenes bávaros a nosotros nos dejó mucho que desear. Ya para volver del castillo de Neuschwanstein nos encontramos que no había ningún tren que nos llevara directamente a la estación de Munich, cosa extraña porque nosotros habíamos llegado de esa manera. Por contra, teníamos que tomar un tren en Füssen para luego cambiarnos en otra estación al finalizar el recorrido, hora y media después de salir de Füssen. Allí debíamos tomar un tren que nos llevara a la estación central de Munich. Tuvimos que esperar más de una hora que viniera el tren para salir de Füssen, y a medio camino de este, camino a la estación final donde tomaríamos el otro tren que nos llevaría a la estación central de Munich, hizo una parada de 15 minutos.
En ese momento, vimos que muchos turistas bajaban para tomar otro tren que también te podía llevar a la estación central de Munich, yo pregunté a unos chicos extranjeros qué me recomendaban, y ellos con su buena fe pero sin mucho conocimiento por lo que deduje después, nos dijeron que mejor nos quedásemos en el tren donde estábamos porque luego igualmente al final de ese recorrido podríamos nosotros tomar el tren enlace, tal y como yo había visto que me señalaba el móvil desde un inicio. Craso error, puesto que en primer lugar tardó muchísimo en llegar a la estación final, ya que hizo una parada algo después de media hora sin saber por qué en mitad de la nada.
Después de llegar con 40 minutos de retraso a la estación final, donde debíamos coger el enlace, ya de noche, no había ni Dios para aconsejarnos que tren tomar, además de que muchos de los trenes que hay allí, no los puedes tomar con el Bayern-Ticket y para aconsejar no, pero para multar si que están los del servicio de trenes bávaros, así que debes tomarte muy enserio que tren tomar.
Después de preguntar por la estación a unos cuantos maquinistas que tren elegir y que nos ignorasen vilmente porque no hablaban inglés, dimos con un chico de la limpieza que muy amable nos indicó el tren que debíamos adecuado. Una vez tomado ese tren, que era lentísimo y hacía paradas hasta en Cuenta y Salamanca, llegamos a la estación central de Munich tras cuatro horas de camino. Si amigos, cuatro horas de camino de vuelta, cuando habíamos llegado en dos horas y medía a los pies del castillo prácticamente.
El problema de todo empezó porque en Füssen la oficina de información estaba cerrada a eso de las seis y poco de la tarde, luego me entra la risa cuando leo afirmaciones de la Merkel diciendo que en España se trabaja poco, pues en Alemania tampoco se rompen el espinazo que se diga. Si hubiera más personal para informar a los turistas, hubiésemos sabido que debíamos haber cambiado de tren a medio recorrido para enlazar, justo donde se bajaron los otros turistas que más hábiles que nosotros habían preguntado al revisor algo antes.
Ante la falta de personal para informar, nosotros nos dejamos guiar por google y el pobre no nos indicó el mejor camino posible. Igualmente, el camino de vuelta hubiera sido una odisea prácticamente igual, porque el tren de enlace que no tomamos, te obligaba a esperar en esa estación a la intemperie una hora. Así que no creo que hubiéramos llegado mucho antes.
Tren cargado a Salzburgo
Después de la experiencia vivida para ir y sobretodo para volver de Neuschwanstein, nos pensamos un poco eso de volver a salir de la capital bávara, pero la verdad es que nos apetecía visitar Salzburgo y de Munich habíamos visto prácticamente todo lo que queríamos ver. Así que nos animamos.
Esta vez el plan parecía más fácil, un tren de hora y media sin ningún tipo de enlace, todo pintaba bien. Compramos nuestro Bayern-Ticket para cuatro personas y nos fuimos hacía el primer tren que salía después de las 9:00h (a las 9:40h). La desagradable sorpresa vino cuando entramos en el tren, casi a empujones entre cientos de guiris y vimos que no había espacio ni para un alfiler. De sentarse nada de nada, y los pasillos del tren estaban totalmente colapsados entre maletas y otros pasajeros que como nosotros tenían que zamparse la hora y media apretados y de pie. El tren ya salió con retraso y muchos pasajeros decidieron esperarse al siguiente tren, para no ir tan cargados como en uno de esos trenes de la India que tantas veces hemos visto por la tele.
La verdad es que para haber pagado casi 50€ me esperaba al menos poder sentarme. Y encima, cómo no, el tren llegó con un retraso a Salzburgo de media hora. Así que el viaje de ida fue bastante lamentable.A la vuelta de Salzburgo, también tuvimos que ir un buen rato de pie hasta que en una parada intermedia entre Salzburgo y Munich alguien se marchó y pudimos tomar asiento.
Por lo tanto y según siempre basándonos en nuestra experiencia, como dice el chiste, la puntualidad y eficacia de los trenes bávaros no es ni buena ni mala, ¡es mentira! Puntualidad tienen los trenes de Japón, esos sí que son infalibles. Dado a que todo el mundo habla tan bien del transporte bávaro, quizás amigo/a mío/a, tú tengas mejor suerte cuando vayas y no te encuentres ningún retraso. Puede que si eliges viajar en fin de semana, puedas encontrar más trenes y por tanto mejores posibilidades.
Hasta aquí nuestra entrada de hoy, os dejamos fotografías de la excursión a Neuschwanstein, aunque no de Salzburgo, ya que dedicaremos una entrada especial a esta preciosa ciudad austriaca.
Estación central de Munich
Vistas espectaculares desde la sala del trono
Calle principal de Füssen