Pocas ciudades pueden permitirse el lujo de decir que están situadas entre dos continentes (Asia y Europa), además de tener un pasado envidiable. Primero griegos, luego romanos (y su evolución bizantina), más tarde bajo el Imperio Otomano y actualmente en la moderna Turquía. Su pasado ha marcado esta ciudad llenándola de matices, con colores, olores, sabores, todo tipo de monumentos y restos arqueológicos, que bien seguro cautivará a todo aquél que la visite.

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