Isla de Java, Borobudur, Yogyakarta…

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Dejamos la isla de Borneo (Kalimantan) para volver otra vez a la isla de Java. En esta ocasión visitaremos el centro de la isla, bajando desde el norte hacía el sur, pasando por la impresionante Borobudur y acabando en Yogyakarta, para descubrir todo lo que puede ofrecer…

La isla de Java tiene muchos sitios interesantes que visitar, nosotros elegimos hacer una ruta por el centro de la isla. Después de pensarlo detenidamente eliminamos de nuestro itinerario la famosa visita al volcán Bromo. ¿La razón? Muy sencilla, después de leer cientos y cientos de opiniones sobre la visita, como se organiza y el tiempo que se debe invertir para simplemente hacerte la foto allí arriba, nos pareció que no valía la pena esa inversión de tiempo y dinero. Aunque supongo que si lo puedes hacer por tu cuenta, invirtiendo más días, puede llegar a ser impresionante.

Descartada pues la visita a Bromo, teníamos más tiempo para visitar el centro de la isla con Yogyakarta y los yacimientos arqueológicos que la rodean como plato principal de nuestro itinerario. Después de unos días aquí iríamos hacía la famosísima isla de Bali para comprobar la razón por la cual recibe tantos miles de visitantes al año.

Nuestro avión llegó a la norteña ciudad de Surabaya, en Java Oriental, de allí tomaríamos un coche (con chofer-guía), que nos conduciría a lo largo del día hacia la ciudad de Yogyakarta, haciendo parada en Borobudur, el yacimiento arqueológico más famoso de toda Indonesia y una de las mayores atracciones del sudeste asiático. Pudimos ver el volcán Merapi a distancia. Si tienes tiempo, puedes visitar algunas localizaciones por el norte de la isla, cerca de Surabaya, pero como digo debes disponer de bastante tiempo y ganas, si tienes prisa mejor no detenerte demasiado. Puedes alquilar un chofer para todo el día por unos 37 euros al cambio, regateando un poco, como siempre.

Nuestro guía era un chico joven, muy majo, nos estuvo hablando sobre las costumbres de Java y las diferentes etnias que poblaban en la isla. Además el idioma javanés se enseña en las escuelas y es bastante diferente al Bahasa, lengua indonesia que utilizan todos los habitantes del país. Las vistas del recorrido eran impresionante, descendiendo de altitud por las montañas en un paisaje plagado de palmeras y bosques tropicales.

Cerca del mediodía llegamos a Borobudur, allí, después de pagar la carísima entrada para poder acceder al recinto arqueológico, pudimos entrar a visitar uno de esos lugares que su simple imagen te venden el viaje al país indonesio. Cabe decir, que si eres estudiante puedes conseguir un buen descuento en tu entrada, yo gracias a que era estudiante de la EOI pude conseguir una rebaja en la entrada. No te lo ponen fácil, tuve que meterme en el campus virtual de la EOI para demostrar que era mi cuenta, menos mal que tiene mi foto 😉 La entrada eran unos 25€ por persona aproximadamente al cambio, con un suplemento si quieres quedarte para ver el anochecer, sí, todo un negocio. Nosotros no pagamos ese suplemento e hicimos bien, porque luego se nubló el día y los que pagaron ese extra, no pudieron disfrutar del espectáculo que puede llegar a ofrecer el anochecer en Borobudur. Cabe decir, que nosotros somos contrarios a este tipo de prácticas abusivas que muchas veces te encuentras cuando viajas, teniendo en cuenta que en los templos de Angkor, ver el anochecer era un espectáculo totalmente gratuito, y sinceramente, Angkor es veinte veces más interesante que Borobudur.

                                                                                                       Descubriendo Borobudur

Una vez dentro del recinto, tendrás que andar un poquito hasta llegar a esa enorme masa con forma piramidal que compone el gran templo de Borobudur. Se trata de un templo budista construido entre los años 750 y 850 por los soberanos de la dinastía Sailendra. El monumento consta de seis plataformas cuadradas coronadas por tres plataformas circulares, y está decorado por 2672 paneles de relieve y 504 estatuas de Buda.

El monumento es un santuario y lugar de peregrinaje budista. El viaje de los peregrinos comienza en la base del monumento y continúa por un camino que lo rodea, mientras asciende hasta la cima a través de los tres niveles de la cosmología budista. Durante el viaje, el monumento guía a los peregrinos a través de un sistema de escaleras y corredores. Según los últimos estudios, los historiadores que trabajan sobre campo sostienen que Borobudur fue abandonada tras el siglo XIV con el ocaso de los reinos budistas e hindúes en Java, y la conversión de los isleños al Islam.

Como podéis ver por las fotografías tomadas, el lugar se presta a nuestro objetivo para realizar todo tipo de tomas, el entorno de la jungla le dota de una mística inesperada y todo resulta sacado de una película de Indiana Jones, eso sí, con cientos de turistas pululando por el lugar. Pasamos allí toda la tarde, hasta que comenzó a anochecer y se cerró el parque, únicamente se quedaron los que habían pagando ese plus por ver anochecer desde la cima del templo, un anochecer que como ya he indicado, desgraciadamente para los que pagaron ese plus, no les sirvió de mucho, ya que ese día el sol estaba tapado por las nubes. Al abandonar el recinto tendrás que pasar por un largo e interminable mercadillo turístico, hasta que llegues al parking, donde »nuestro hombre» nos esperaba para llevarnos a Yogyakarta. Aunque encontramos imprescindible esta visita si estás en Java, creemos que si has tenido la oportunidad de estar en Angkor, no te dejará sin aliento, eso sí, sigue siendo un sitio estupendo que merece la pena visitar.

 

Una vez tomamos el coche, se nos hizo de noche enseguida y pillamos algo de caravana cuando nos acercábamos a Yodyakarta, pero todo fue bien, hicimos el Check in en nuestro hotel, bastante cansados y nos fuimos a dormir para al día siguiente visitar los templos de Prambanan.

Prambanan, a diferencia de Borobudur, es un yacimiento arqueológico de carácter hindú que contiene muchos templos. El conjunto de Prambanan  está compuesto por más de 200 templos hindúes, construidos en honor a los tres dioses primordiales de esta religión: Shiva (transformador), Brahma (creador) y Visnú (preservador). Dentro de ellos se pueden ver esculturas de los dioses Shiva, Ganesha y otros tantos del elenco mitológico hindú. Se calcula que el primer templo se terminó de construir a mitad del siglo IX, y actualmente es el mayor templo hindú de Indonesia y uno de los más grandes de Asia. A muchos puede que las imágenes les recuerde a Angkor, porque el tipo de construcción es muy parecida, aunque cabe decir que una vez más, sin desmerecer Prambanan, que Angkor es mucho más impresionante.

La visita la puedes realizar a pie y también tomar un tren gratuito con tu ticket de entrada, donde también te darán agua. Es importante refrigerarse bien porque en la zona puede llegar a hacer mucha calor. El templo de Ratu Boko es famoso entre los turistas por sus increíbles atardeceres. Al situarse cerca Pranamban su vista es perfecta una vez en la zona.

Visitar este conjunto arqueológico te puede llevar toda una mañana, si lo haces con calma, observando con detalle las inscripciones que puedes encontrar en alguno de los templos y entrando a todos y cada uno de ellos. Por ello, os recomendamos no realizar la visita de Borobudur y Prambanan el mismo día, ya que será comerse un fast food turístico en toda regla. Haz la visita de ambos lugares el mismo día, solo si no te queda más remedio y no dispones de más tiempo. Por la tarde-noche, fuimos a visitar Maliboro street, un animado y enorme mercado al aire libre que tanto gusta en Asia. Aquí se encuentran los jóvenes y gentes de todas las edades para comprar, vender, cenar o simplemente pasear. Después de estarnos tres o cuatro horas paseando por el lugar y comprando algunos souvenirs, decidimos estrenar la aplicación Gojek para tomar unas motos que nos devolverían a nuestro hotel.

Recordar que esta aplicación, la descubrimos en nuestro anterior visita en Borneo, gracias a la recomendación de nuestro guía. Es una aplicación que recomendamos encarecidamente, es rápida, barata y eficaz si no quieres alquilar coche, cosa que no recomendamos en Indonesia. Como digo, cuando abres la aplicación e indicas hacia donde quieres dirigirte, la aplicación te dice el precio y una vez aceptas, apareces localizable para los conductores más cercanos. Éstos te pasaran a buscar en cuestión de minutos, y si has llamado a unos motoristas, te evitarás comerte los atascos que se forman en según que sitios. También puedes utilizar la aplicación para llamar un coche, sale mucho más barato que un taxi y además no intentarán luego estafarte con tarifas estúpidas que se sacan de la manga a la hora de pagar. Lo único a tener en cuenta, es que necesitas internet para usarla, pero bueno, en Asia es fácil ir a un bar o centro comercial y conseguir Wifi.

Al día siguiente, visitamos más en profundidad la ciudad de Yogyakarta, visitando el Palacio de Agua (Taman Sari), el palacio del Sultán y pasear por las turísticas calles cercanas a nuestro hotel, donde encontramos un restaurante-bar muy animado adaptado a los gustos occidentales. Nosotros solemos, comer y visitar los sitios propios del lugar, pero de vez en cuando, nos gusta dejarnos caer por uno de estos lugares internacionales que ofrecen un poco de reposo al turista, después de tanta visita »auténtica» por así decirlo. No dejes de probar los platos típicos de la isla de java como son el Gado Gado, el Guden o el Soto Hayam, dedicaremos una entrada a la gastronomía indonesa. Además en este local, por las noches tocaba una banda local que hacía las delicias de los turistas, tocaban en plan jazz-bossa nova canciones de los 80 y 90. Además aceptaban peticiones, mi hermano les pidió que tocaran Sweet Child of mine de Guns ‘n Roses y aceptaron el reto. Lo hicieron fantástico y fue un momento muy especial. ¡De hecho, tenemos el video!

Por la noche, en la zona turística pudimos ver muy buen ambiente »guiri’‘. Había toda clase de fiestas y la verdad es que se respiraba muy buen rollo. Incluso habían montado una rave al aire libre en una piscina abandonada, la piscina estaba llena de gente bailando al ritmo de un DJ que había puesto su instrumental al borde de ésta.

Una cosa que no recomendamos nada es el Kopi luwak, el famosísimo café más caro del mundo. Este café lo producen gracias a las simpáticas civetas. Las civetas se comen los granos de café en las plantaciones y luego sus excrementos son recogidos para producir este tipo de café. Nosotros probamos este café y pudimos ver y tocar algunas civetas que tenían enjauladas. La verdad es que el café está muy bueno, pero el trato que dan a las civetas es lamentable. Las tienen enjauladas y comen únicamente ese tipo de alimento, ellos te dirán que viven genial y que las dejan libres por la noche para poder comer el café y tal, pero si algo he aprendido del sudeste asiático, es que no te fíes de nada que no veas con tus propios ojos. Adjuntamos una web con más información en relación a la problemática.

Muchos turistas irresponsables gastan una cantidad ingente de dinero en este artículo de lujo en Europa o América, mi mujer se negó a tomar el café, mi hermano y yo tomamos para probarlo, pero no volveríamos a hacerlo. Dejo esta advertencia por si alguien es sensible a la causa animalista y no quiere contribuir con esa explotación animal. A lo largo del viaje, cada guía que teníamos nos quería llevar a una cafetería de estas pero rehusamos amablemente.

Visitamos algunos lugares más y volvimos a dejarnos caer un par de veces por Maliboro y la zona turísticas de Yogyakarta. Finalmente, después de estar cuatro días en Java, tomamos un avión de madrugada hacía nuestra próxima isla, Bali. ¡Pero todo esto será en nuestra próxima entrega, un abrazo viajeros!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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