La capital del Rajastán ofrece diversas atracciones imprescindibles que uno debe visitar si está por la zona. Entre ellas el Templo de los monos o el Palacio de los vientos.
Una vez llegamos a Jaipur nuestro amigo y a su vez conductor Buphander se marchó y nos presentaron a nuestro nuevo conductor Mr Sij. Con él íbamos a pasar los próximos días terminando nuestro tour del norte de la India prácticamente.
Pero esa tarde la teníamos libre así que decidimos visitar el Templo de los monos que está un poco a las afueras de la ciudad perdido en la montaña. Fue toda una aventura que intentaré resumir lo mejor posible. Para llegar al templo de los monos es necesario que vayas a una zona montañosa de la ciudad, subir una montaña y luego bajarla para llegar a una especie de valle donde se encuentra el famoso Templo de los monos. Pues bien nosotros no sabíamos esto y la excursión salió a medias, ya que no llegamos al templo propiamente pero debo decir que fue una de las excursiones más memorables de todo el viaje. Cuando nuestro Tuc-Tuc nos dejó en la entrada donde se inicia la ascensión a la montaña, estaba lloviendo muchísimo, de tal manera que decidimos que lo más inteligente era detenernos en una tienda donde servían tes y tentempiés. Allí encontramos un grupo de viajeros muy particular que también esperaba que parase la lluvia para poder iniciar el ascenso. Este grupo estaba formado por un par de parejas, tres israelíes y un chino-vasco. El chico de origen asiático resulta que hablaba español, vive en el País Vasco aunque es de origen chino, estaba visitando Asia con su novia israelí que estaba de permiso de la mili. El servicio militar israelí es obligatorio y dura unos 4 años. Los dos chicos eran muy simpáticos y nos invitaron a formar parte de la partida de cartas que estaban jugando y yo accedí encantado. En la puerta del local un par de ancianos locales fumaban opio, mientras miraban la lluvia caer de forma imperturbable.
Los monos estaba abajo esperando también a que la lluvia amainara, cuando por fin la lluvia cesó salimos para fuera y decidimos iniciar la subida pero hubo un problema, Susana y las chicas israelíes no tenían ninguna intención de acompañarnos. ¿El problema? Para ascender la montaña debíamos pasar por un grupo de 200 simios con ganas de atacarnos, cosa que lógicamente no estaban dispuestas a que ocurriera. Así que decidimos subir los dos chicos que acababa de conocer y yo mismo, ya que no me pierdo ninguna aventura. En ese momento apareció un hombre local que les dio comida a los monos para abrirnos paso y poder iniciar la subida a la montaña, uno de ellos se subió a la espalda de nuestro amigo israelí llamado Efre, pero no ocurrió nada y todo quedó en un susto. Cuando llevábamos un rato subiendo apareció en mitad de la montaña una mujer y nos enseño su cobra, la tenía en una especie de cesto. Cuando destapó el cesto, la cobra sacó la cabeza, se trataba de una cobra super venenosa de color negro aunque la mujer decía que era seguro acercarnos yo mantuve la distancia, en cambio nuestro amigo Efre le plantó la cara delante de sus narices de reptilianas.Cabe decir que Efre era un tipo muy particular.
Cuando llegamos arriba entramos en un templo dedicado a Haruman, nosotros pensamos que ya habíamos llegado al Templo de los monos pero estábamos equivocados, hacia falta descender hasta un valle para llegar. Además cuando estábamos en el templo empezó a llover así que no nos quedó más remedio que quedarnos dentro. En el templo conocimos a una familia india al completo que se nos presentó y nos sentamos con ellos a hablar y a hacer bromas. Hablamos del colegio de nuestros respectivos países, de la cultura y de otros aspectos diferentes de la sociedad donde vivíamos cada uno, fue un momento muy divertido y además Efre tenía el don de ganarse a la gente.
Cuando dejó de llover decidimos salir para iniciar el descenso pero en ese momento un hombre local nos advirtió que en realidad nosotros no habíamos llegado todavía al templo de los monos. Fue en ese preciso momento cuando nos dimos cuenta del terrible error que habíamos cometido. Pero empezó a llover otra vez y era tarde, además nuestras chicas llevaban como más de una hora y media esperando abajo, con un grupo de simios locos y unos indios con turbantes que fumaban opio. Así que decidimos que lo más sensato era volver sin ver el Templo de los monos. Fue muy curioso porque aunque no llegué al objetivo que nos habíamos propuesto siempre recordaré esta excursión. Cuando llegamos abajo nos despedimos afectuosamente y nos intercambiamos móviles para pasarnos fotos. Yo aún tengo pendiente enviarle las mías, cosa que voy a hacer ahora mismo una vez acabado este post. Al día siguiente nos encontramos de nuevo visitando el palacio de la ciudad, en la India es fácil toparte una y otra vez con los mismos turistas porque vamos a los mismos sitios prácticamente.
Lo maravilloso de viajar, a parte de ver muchos sitios geniales del globo, es que puedes conocer a muchas personas de diferente origen, raza o condición y puedes descubrir que hay esperanza en la humanidad, que la gran mayoría de personas tenemos buen corazón y no importa en absoluto su cultura o el color de su piel. Las naciones, amigos mios, no son más que una convención que nos dividen, pero si las superamos, podemos ver que todos somos lo mismo.
La primera incursión que hicimos con Mr Sij por la ciudad nos llevó a ver por fuera el Templo de los vientos. La verdad es que fue un poco decepcionante porque no entramos y realmente lo más interesante que puedes ver de esta atracción es su particular fachada ondeada. Una vez vista fuimos a visitar el Fuerte Amber. Nosotros decidimos no subir con elefante, en este caso porque consideramos que se hace una explotación sobre los animales inadmisible y creo que todos los turistas deberían rechazar usar a los pobres elefantes como medio de transporte, es una idea caduca.
El Fuerte Amber es quizás la atracción más interesante de toda la ciudad, se trata de un enorme fuerte que forma prácticamente una montaña está decorado con los gustos más refinados. Cuando pagué la entrada el taquillero me entregó mal el cambio, me dio mucho menos dinero del que me tocaba, por suerte me di cuenta y volví a reclamar lo que era mío. Tener mucho cuidado con el tema de cambios en la India cuando paguéis, son algo fulleros y si no miráis que cambio os entregan os llevaréis más de una desafortunada sorpresa.
Una vez visto, fuimos a visitar los cenotafios reales en la ciudad, son muy poco visitados y la verdad es que merecen la pena porque artísticamente están muy bien y además puedes respirar paz y tranquilidad, cosa que no siempre es posible en una ciudad India.
Después fuimos a visitar el Jal Mahal y el palacio de Jaipur. Este palacio nos pareció bonito, pero tantos fuertes y palacios nos estaban empezado a parecer lo mismo y la verdad es que preferíamos otro tipo de atracciones a partir de ahora. También visitamos un parque y un templo llamado City Palace bastante nuevo que realmente merece la pena visitar y van muy pocos turistas.
Una vez vista la ciudad de Jaipur salimos dirección a nuestro próximo destino, uno de aquellos destinos que merece la pena visitar una vez en la vida, Agra.