En esta entrada finalizaremos nuestro safari. Continuamos nuestra aventura por el Serengeti y acabamos visitando el impresionante cráter del Ngorongoro
Cuando nos levantamos después de pasar la primera noche en la tienda de campaña en el Serengeti, fuimos a la caseta donde servían el desayuno. Se come bastante bien, también dependerá del cocinero que tengáis contratado, el nuestro era un muchacho bastante joven pero atento. Hablaba bastante mal el inglés pero nos lográbamos entender gracias a nuestro guía Patrick.
Una vez en marcha, lo primero que vimos fue un enorme búfalo que nos barraba el camino. Decir que los búfalos solitarios son animales extremadamente peligrosos porque han sido abandonados por la manada y ya no tienen nada que perder. Interpretan cualquier cosa como un peligro y no dudan en atacar con todas sus fuerzas, por lo tanto, se convierten en unos de los animales salvajes más peligrosos que puedes encontrar en toda África. Patrick nos comentó que él mismo ha sido atacado en más de una ocasión por uno de estos animales y su coche ha salido bastante mal parado como resultado. Esperamos un poco a que el animal se apartara tranquilamente. Viendo los pájaros descansar sobre su cabeza, parece mentira que este animal pueda llegar a ser mucho más peligroso que un león o un leopardo. Sus movimientos, muestran cierta majestuosidad que embelesa a todo aquel que lo observa.
Los recorridos suelen iniciarse de buena mañana, pueden hacerse antes de desayunar para aprovechar el sol recién salido o después de desayunar. Una regla básica para encontrar animales es utilizar las horas de menos calor. Por lo tanto, cuando sale el sol o cuando va a caer la noche, son los mejores momentos, porque muchos depredadores deciden cazar a esas horas. Se suelen hacer entre dos o tres safaris por día, acabando sobre las 18:00h aproximadamente, ya que el sol se pone mucha antes en Tanzania que en España.
Se me hace imposible describir todas las experiencias vividas durante los tres días que quiero relatar en esta entrada, por lo tanto, resumiré algunos de los acontecimientos destacados. Como siempre, si tenéis alguna duda, podéis preguntarnos y nosotros estaremos encantados de responderos lo antes posible.
Durante estos tres días, vimos multitud de animales: leones, guepardos, leopardos, cebras, gacelas, ñus, elefantes, jirafas, avestruces, búfalos, cocodrilos, hipopótamos, una innumerable variedad de aves, pumbas, suricatas… en diferentes tipos de situación. Es mucho más fácil ver todo tipo de animales en un parque tan grande y diverso como el Serengeti. En este aspecto, es mucho mejor que otros parques que hayamos podido visitar, ya sea en la misma Tanzania o en Sudáfrica.
Lo que más nos impresionó fue ver en directo la técnica de caza de los leones. Suelen ir en línea recta, hasta que uno de la manada (suele ser una hembra), se separa del resto y se dirige al grupo de gacelas en cuestión. Se deja ver, su intención es conducir a las gacelas hacía los matorrales donde espera el resto de leones para tenderles una trampa. Verlo en directo tiene mucho encanto, es como presenciar un ritual de caza tan antiguo como el mismo mundo, que siempre ha funcionado así y que tú ahora eres espectador en directo del espectáculo. Es como ese documental de la 2 que nos ponemos a veces para echar la siesta.
En dicha ocasión, la leona no consiguió llevar a las gacelas hacía el lugar donde aguardaban los leones para cazarlas, pero cuando todo parecía perdido, aparecieron un grupo de pumbas que sin quererlo ni beberlo, se metieron de lleno en los matorrales donde estaban los leones escondidos. A dos de ellos, les dio tiempo de huir pero un tercero fue cazado por los leones. No pudimos ver nada, únicamente los gritos del pobre animal que chillaba de dolor antes de que su voz se apagara.
Puede parecer duro, pero es la ley de la selva, el más fuerte sobrevive y los más débiles caen. La naturaleza es tan bella como implacable y no conoce el significado de la palabra piedad.
Por las mañanas podíamos ver a los globos de aire planear sobre el Serengeti, el espectáculo era impresionante. Recuerdo que una vez uno de los globos al descender fue a parar en mitad de un grupo de leones que estaban de caza, la verdad es que por un momento temimos por ellos, pero todo salió bien. Los coches de la compañía que organiza la experiencia, los estaban esperando y los embarcaron rápido una vez que los leones hubieron pasado. Tampoco los felinos repararon mucha atención en la visita de esos globos, ellos estaban por llenar la despensa de carne fresca. Ver la salida en globo en el Serengeti suele costar unos 120 dólares y dura poco más que 20-30 minutos, a nosotros se nos escapaba de presupuesto.
Las puestas de sol en el Serengeti son impresionantes, quitan el aliento, son de película. Un servidor hizo las fotos que les comparto a continuación y les puedo garantizar que no soy un buen fotógrafo. Pero el escenario se presta a salir retratado en todo su esplendor, es imposible que no salga impresionante. Vale la pena, pedir a vuestro conductor que detenga el coche y esperar a que el sol se esconda detrás de la gran inmensidad de la llanura del Serengeti.
Las situaciones en el Serengeti se presentan por sí solas. Por lo tanto es importante disfrutar de cada momento y dar gracias por aquello que la madre naturaleza nos ofrece. No descartéis la belleza de una gacela o una cebra porque estáis esperando ver un rinoceronte. Si se tiene que presentar ese animal que tanto deseáis ver, ya se presentará a su debido momento. Es importante vivir el presente.
Es bastante habitual ver algún coche que se ha estropeado y se ha quedado tirado en mitad de la polvorienta carretera del Serengeti. Debido a las duras condiciones del terreno, las averías son habituales y en ocasiones, se hace imposible recuperar el coche. En una ocasión cerca de nuestro campamento, vimos un 4×4 que estaba estropeado y dos hombres que trataban de repararlo tenían el capó abierto y estaban fuera del coche. 50 metros más adelante, vimos un enorme ejemplar de león macho adulto que paseaba tranquilamente hasta que de repente observó a esos dos hombres en mitad de la carretera. El momento nos dejó helado a todos, el león se plantó de cara y parecía que en cualquier momento arrancaría a correr en dirección a aquellos hombres. Ellos, se metieron rápidamente en el coche para ocultarse de las garras del león y el felino, viendo que ya no había humanos fuera de su coche, imperturbable, siguió su camino a la cima de una gran roca donde se posó para descansar. Estos son los momentos únicos que nos ofrece el Serengeti. No hay que olvidar nunca, que estás en mitad de una gran aventura y cualquier cosa es posible.
Hay diferentes rutas dentro del Serengeti, Patrick nos preguntaba dónde nos apetecía ir, dependiendo de los animales que queríamos observar. En muchas ocasiones le dejábamos a su aire, ya que confiábamos plenamente en su criterio. En una ocasión nos llevó a una gran charca llena de hipopótamos y cocodrilos, era un espectáculo impresionante (y también olfativo). Ellos parecían felices en su charca mientras el hedor a heces se mezclaba con los rugidos de los animales por hacerse un hueco más cómodo.
Las noches pueden llegar a ser frías en el Serengeti y ya no digamos la noche que pasamos a las afueras del cráter del Ngorongoro, aquella noche hacía mucho frío. Recuerdo que pasamos bastante frío, no nos constipamos de milagro. De hecho, cuando nos levantamos aquella fría mañana para ir a visitar el Ngorongoro en nuestra última visita del safari, la niebla matutina impedía ver más allá de los 5 metros.
Después de pasar tres días y dos noches en el Serengeti. Nos dirigimos a nuestra última parada, el cráter del Ngorongoro. La visita al Ngorongoro fue también espectacular. Comenzamos de muy buena mañana, descendiendo con el coche desde el campamento base donde habíamos pasado la noche, con un montón de niebla hacía la llanura establecida en mitad del cráter.
En el Nogorongoro es aún más fácil ver leones y otro tipo de animales cazando, ya que la población allá es mucho más densa que en el Serengeti. Nosotros de hecho vimos muchos leones. La primera leona que nos encontramos nos impresionó. Se trataba de un ejemplar adulto hembra, que había sido abandonada por la manada, por alguna razón.
Le faltaba un ojo y se le veía que posiblemente estaba en sus últimos meses de vida. Un animal solo, es una presa fácil para otros leones, hienas o depredadores. Pero ella aún mantenía la dignidad y el poder que había tenido y parecía un animal temible, a la vez que bello.
Pero el momento cumbre vino durante nuestra última visita. Un grupo de leones que estaba a la caza empezaron a pasar entre la larga cola de coches que se habían detenido para poder observar el espectáculo. Habíamos allá más de 30 coches viendo como los leones se dirigían a un grupo de cebras con mucha calma y sin ninguna prisa.
Resulta, que contra todo pronóstico conseguimos lo que llevábamos esperando desde que planeamos nuestro viaje. Dos de los grandes felinos se separaron del grupo de caza, se trataba de dos machos jóvenes. Estos se dirigieron dirección a los coches y aunque no estábamos en su trayectoria de repente, cambiaron el rumbo y ¡pasaron por delante de nuestro coche!
Los habíamos tenido cerca durante todos estos días en el Serengeti, pero jamás tan y tan cerca, podíamos prácticamente sentir su aliento. Cabe decir que una cosa es ver una fotografía o un video y otra es tener a un gatito de esos delante de tus narices. El bicho es tan alto como el propio 4×4 y su rugido tiene un sonido de ultratumba. Logramos grabar en video la experiencia. Hay que tener mucha suerte para que te pase algo así, porque las posibilidades eran nimias al ver tantos coches alrededor nuestro, así que la madre naturaleza nos obsequió con ese regalo de despedida después de casi 9 días de Safaris.
Además, también vimos muy a lo lejos el último de los 5 grandes que nos faltaba por ver, el rinoceronte. Parece ser que debido a la caza furtiva que han sufrido estos maravillosos animales, han quedado prácticamente extinguidos de Tanzania y son muy difíciles de ver. Nosotros lo pudimos ver, pero muy lejos, gracias a los prismáticos y a la visión privilegiada de nuestro guía Patrick que no se perdía ni una. En Sudáfrica en cambio, los pudimos ver muy de cerca, ya que allí es mucho más fácil poder contemplarlos.
Una vez recorrido el parque del Ngorongoro, nos dieron la comida e iniciamos la larga vuelta al campamento a las afueras de Arusha, donde haríamos la última noche.
Llegados al campamento, llegó el momento de despedirnos de nuestro equipo de safari, la pareja de holandeses, nuestro querido guía y el cocinero. Les dimos una buena propina por el trabajo bien hecho y quedaron muy satisfechos. Nos hicimos una última fotografía juntos y nos deseamos buena suerte. Al día siguiente nos recogería un chico de la misma compañía para llevarnos a Arusha y terminar así el recorrido.
Aún nos quedaban algunas aventuras en Tanzania, como la visita a los pies del Kilimanjaro donde pudimos preparar café molido por nosotros mismos o el día que pasamos con los Masai, pero eso será en otra entrada de Tejerutas.
Os dejamos con algunos consejos prácticos para preparar el safari y algunas fotografías más que hemos seleccionado para vosotros. Nos ha sido difícil elegir entre las cientos de fotos que tenemos, porque son muchos los animales vistos y los momentos vividos.

Información práctica
Llevar un par de linternas y todo tipo de material higiénico y sanitario, para curar pequeñas heridas. Los lavabos allá no son gran cosa, por no decir que son un desastre dependiendo del campamento, por lo tanto, no esperéis encontrar nada. Debéis llevar chanclas para la ducha y material de baño.
Llevar chaqueta y ropa que abrigue, durante las noches puede refrescar bastante. Por lo tanto unas buenas botas de montaña, no estarán de más.
Intentar no llevar comida en las mochilas, dentro de la tienda de campaña es peligroso, ya que durante la noche las hienas sobretodo, aparecen por los campamentos en busca de comida y pueden olfatear vuestras reservas.