¡Desierto Thar, noche bajo las estrellas!

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Si estás recorriendo el norte de la India y dispones de tiempo, una visita muy recomendada es la del desierto Thar al Noroeste del país muy cerca de Jaisalmer. Aquí uno podrá conocer a los simpáticos camellos indios e incluso los más aventureros podrán pasar la noche en el mismo desierto.

El desierto  Thar tiene una extensión de unos 200.000 kilómetros y puede alcanzar una temperatura máxima de 52 grados. El desierto está principalmente poblado por pequeñas poblaciones que viven de la ganadería y también del turismo.

No es que el lugar sea muy turístico pero si tiene su encanto las excursiones en camello que ofrecen, además de la posibilidad de dormir en una cabaña tradicional en un pequeño pueblecito o directamente pasar la noche en una tumbona bajo las estrellas del mismo desierto sin nada de luz rodeado de dunas de arena.

Muchas personas que realizan la excursión dicen que les parece pequeña la extensión de dunas de arenas que encuentran porque entre las dunas se alterna también alguna pequeña y resistente vegetación que se cuela en mitad del paisaje, pero a nosotros nos parecieron unas dunas de película y llegamos a estar completamente rodeados por ellas mientras avanzábamos con nuestros camellos.

La excursión empezó sobre las 17:00h cuando llegamos al campamento base con los coches. Allí dejamos nuestras pertenencias dentro del coche de nuestro chófer y como nosotros también llegaron otros viajeros con sus chóferes particulares, muchos de estos viajeros eran otros españoles que estaban visitando la India con la misma compañía que nosotros, la del señor Narendra.

Después de tomar un te a la sombra esperando que bajara un poco el sol, llegaron al campamento un ejercito de camellos alrededor de unos 15 o 20. Esos camellos eran conducidos por niños adolescentes locales que (lamentablemente) trabajan en esto y se ganan la vida así, paseando con sus camellos. Cabe añadir que el trabajo infantil en la India es algo habitual y para ellos es lo más normal del mundo. Estos niños van a la escuela pública por las mañanas y por la tarde ayudan a sus mayores llevando los camellos con los turistas para aportar su granito de arena en casa. La verdad es que se les veía felices y entre ellos jugaban cuando hacíamos algún descanso, de hecho llegamos a pasárnoslo pipa saltando con ellos por las dunas y dejándonos caer rodando por la arena. Cuando vas a la India debes aceptar que las cosas son así y siempre y cuando los chavales estén bien y cómodos (que así era) uno debe seguir con la excursión tal y como está programada. Los niños no llevaban ningún tipo de peso encima ni hacían ningún esfuerzo físico más allá de acompañarnos por el desierto que aunque puede parecer duro, el desierto es su tierra y están más que acostumbrados.

Pues bien, Susana y yo montados cada uno en un camello diferente salimos paseando con nuestros acompañantes por las dunas del desierto y la verdad es que impresiona. Lo primero que llama la atención cuando te subes a un camello es que debes tirarte para atrás en el mismo momento que el camello se levanta del suelo con sus poderosas patas porque así no te haces daño. Los camellos eran de lo más tranquilos y estaban muy bien cuidados, de hecho nos sorprendió lo suaves que eran cuando los tocamos. Estos resistentes animales pueden llegar a beber unos 70 litros de agua del tirón y aguantar más de una semana sin tener que volver a beber, lo cual les convierte en un magnífico vehículo para cruzar el desierto.

Mientras paseamos, el sol poco a poco iba bajando su intensidad e hicimos un par de paradas para que descansaran los animales, todo muy light tanto para nosotros como para los animales.  Finalmente hicimos una parada más larga y aquí es donde empezó la fiesta. Primero fueron una pareja de italianos que iban al lado nuestro los que empezaron a saltar entre las dunas. Estos italianos habían estado cerca de nosotros aunque la gran mayoría de turistas estábamos a mucha distancia entre nosotros para disfrutar del encanto del desierto. Los niños y adolescentes del lugar que iban llevando los camellos también se animaron y empezaron a saltar de mil formas por las dunas, dando volteretas y acrobacias. Así que servidor se animó y se lanzó rodando por las dunas del desierto como una croqueta, fue muy divertido aunque me llené completamente de arena. Susana también hizo lo propio y así todos pasamos un rato muy agradable saltando y disfrutando de la arena mientras los camellos nos miraban con esa cara de incredulidad preguntándose qué clase de seres estúpidos necesitaban hacer algo así para divertirse. 🙂

Incluso les pedí a los chavales que se hicieran una foto conmigo y el eslogan de este blog (TejeRutas) a lo cual accedieron encantados y luego nos hicimos otras fotos haciendo un poco el tonto y saltando entre las dunas.

Finalmente fuimos con nuestros camellos a un lugar  indeterminado del desierto que tenía muy buenas vistas y allí sentados junto a nuestros camellos vimos la puesta de sol. Alguno de estos simpáticos y imperturbables animales se quedó dormido mientras contemplábamos una puesta de sol preciosa en mitad del desierto.

Cuando cayó la noche llegamos de nuevo al campamento base donde nos esperaban con una recepción de bienvenida, frutos secos y agua o cerveza para quien quisiera. Un poco después sirvieron la comida en mitad de un patio donde ardía un fuego que nos daba luz. Allí los mismos dueños del campamento organizaron un baile tradicional con una bailarina de la danza del vientre y un conjunto de músicos locales que actuaban cada noche para los turistas. La verdad es que tuvo su gracia y animó a todos los visitantes al final al bailar. Todos salimos a la pista y acabamos bailando en plan indio mientras nos hacíamos fotos o grabábamos algún video que otro. Fue un entretenimiento 100 turístico pero de vez en cuando también se puede llegar a disfrutar.

Una vez acabada la fiesta, se nos propuso las dos formas que podíamos elegir para dormir aquella noche. La primera era ir a una de las pequeñas cabañas del campamento y dormir allí entre cuatro paredes en una habitación cuya limpieza dejaba mucho que desear (cosa habitual en la India). La otra opción era algo completamente nuevo que nunca habíamos experimentado que era dormir sobre una tumbona con una manta encima sobre las dunas del desierto y bajo las estrellas. No nos costó mucho decidirnos, aquello era una oportunidad única para saber que se siente durmiendo rodeado de dunas y estrellas entre el silencio sepulcral que ofrece el desierto, así que accedimos a dormir en el desierto. Rápidamente nos montaron en unos jeeps y nos llevaron en mitad de la oscuridad a una zona indeterminada del desierto allí habían unas tumbonas y nos dieron una manta y una almohada para dormir.

Al principio nos pareció que íbamos a dormir poco pero una vez nos acomodamos estuvimos genial. Apagamos las luces del móvil para evitar que millones de insectos fueran hacía la luz que ofrecíamos y empezamos a disfrutar de la tranquilidad y la visión de un cielo lleno de estrellas. Jamás había visto algo parecido, lamentablemente aunque teníamos la cámara con nosotros, no somos expertos en fotografía y no supimos sacar una fotos de aquel cielo tan increíble así que la imagen de aquello es algo que nos llevaremos a la tumba 😉 pero os podéis imaginar como podía ser un cielo que no sufre la contaminación a la cual estamos acostumbrados en occidente.

Allí pasamos la noche y nos despertamos con los primeros rayos de luz de la mañana, cuando abrimos los ojos nos dimos cuenta que estábamos rodeados de ¡¡perros del desierto!! Estos animales son temidos en la India porque crean sus propias manadas de perros y buscan comida cazando en equipo (como buenos caninos), pero nosotros no tuvimos ningún problema con ellos de hecho, uno vino a saludarnos como cualquier perro doméstico. Estaban acostumbrados a ver turistas y sabían que es mejor dejarnos en paz, que no somos comida. Una vez despejados volvieron los jeeps de los dueños del campamento y nos devolvieron al mismo, donde desayunamos y finalmente salimos con nuestro chófer hacía el siguiente destino Jodhpur.

 


 

4 comentarios

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